viernes, 9 de abril de 2010

Gabriela Mistral escribió esta prosa después del terremoto de 1938

“La desventura no ha logrado un colapso en el país de las pruebas, que siempre las vio llegar y les dio la cara”, escribía Gabriela Mistral con ocasión del terremoto de 1938, que tuvo su epicentro en Chillán, y que es tristemente célebre como el más mortífero de nuestra historia, con entre 20 y 30 mil víctimas fatales, según estimaciones de prensa.

A la distancia, desde el extranjero donde se encontraba, la hija de Elqui escribía compadecida con la suerte de la ciudad donde había estado apenas siete meses antes: “Lo catastrófico que llena las planas de los diarios de América, no ha sido, por desgracia, exagerado. Un tercio del territorio quedó dentro de la conmoción y las mejores ciudades de la zona, logradas a fuerza de civilidad corajuda, han padecido quebranto ligero o mortal. Pero Chillán, cuna de nuestro O‘Higgins esencial, fue realmente arrasada y hay que levantarla piedra a piedra; y la ilustre Concepción, santo y señor del Sur, de tan noble estampa, ha perdido barrios enteros y deberá reedificarse en buena parte”.

Clama la Mistral en su texto: ¡¡Siete veces destruido Concepción y otras siete veces destruido Santiago, y siempre levantados de nuevo!!

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