
El 12 junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que este año pone de relieve los retos que aún quedan por superar, especialmente en lo que se refiere a la explotación laboral de las niñas. A continuación se presenta un artículo sobre este tema.
KIPUSHI, República Democrática del Congo, 12 de junio de 2009 - A sus dos años y cubierto de polvo, Sylvian está sentado junto a su madre, picando piedras con una maza en una pila de mena en la República Democrática del Congo. Piedras, polvo y sol. Esta es la única vida que Sylvian ha conocido.
Todos los días, su familia y él llegan aquí para picar piedras enormes y obtener grava empleada en lugares de construcción. Abandonan el hogar a las cinco de la mañana y terminan 12 horas después, al caer el sol.
Si se termina el trabajo, es el fin del pueblo
Para la madre de Sylvian, Bichi Banza, de 40 años de edad, este trabajo es todo lo que tiene para alimentar a sus seis hijos, y no puede hacerlo ella sola. De modo que se lleva a todos sus hijos para que la ayuden. Cuando tienen suerte, venden la grava recién molida al final de la jornada. Una pila de cuatro metros de altura se vende por alrededor de 30.000 francos, es decir, unos 6 dólares estadounidenses.
Si se termina el trabajo, es el fin del pueblo
Para la madre de Sylvian, Bichi Banza, de 40 años de edad, este trabajo es todo lo que tiene para alimentar a sus seis hijos, y no puede hacerlo ella sola. De modo que se lleva a todos sus hijos para que la ayuden. Cuando tienen suerte, venden la grava recién molida al final de la jornada. Una pila de cuatro metros de altura se vende por alrededor de 30.000 francos, es decir, unos 6 dólares estadounidenses.

"Este es un pueblo minero. Nuestros padres trabajaban para la compañía minera", explica Banza. "Desde que cerraron la mina, no hay nada que hacer. Si se termina el trabajo, es el fin del pueblo".
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