Literatura realista
A mediados del siglo XIX, el Romanticismo deja paso a un nuevo movimiento filosófico, cultural y artístico que ocupará lo que queda de siglo: el Realismo. Europa atraviesa una época caracterizada por los adelantos científicos y por los cambios y conflictos que algunos de ellos generan en los individuos y la sociedad. Los escritores intentarán describir esa realidad; de ahí el nombre que recibe esta corriente literaria.
De ese deseo de trasladar la realidad a los lectores lo más fielmente posible, derivan las principales características de la literatura realista:
o La sustitución de los temas intimistas, legendarios y fantásticos típicos del movimiento anterior (Romanticismo) por la descripción del mundo real y exterior: lo actual, lo cotidiano, lo fácilmente observable. De ahí el auge que experimenta la novela, el género literario más apto para reproducir la realidad.
o El intento de abarcar toda la realidad, tanto los ambientes familiares y sociales en que se mueven los personajes, como sus conflictos anímicos. Esto explica la minuciosidad con que se nos describe su pasado, el entorno en que se mueven, su evolución psicológica y sus ideas políticas, religiosas o morales. La literatura girará, pues, en torno a dos grandes ejes: lo social y lo psicológico.
o La tendencia a la omnisciencia del narrador. Para poder ofrecernos lo que piensan y sienten sus personajes, sus secretos más escondidos, sus deseos más ocultos, el narrador ha de convertirse en un ser omnisciente y omnipresente, cualidades que comparte con el lector, quien con frecuencia sabe de los personajes más que ellos mismos.
o El afán de objetividad del escritor, quien, para hacernos creíbles sus historias, intenta ocultarse evitando el punto de vista personal, tan propio del gusto romántico. Ello no impide tomar partido ante los graves problemas de su tiempo tales como los desequilibrios económicos, el paro, los conflictos sociales o la intolerancia religiosa entre otros.
Durante el último tercio del siglo, algunos escritores, influenciados por las corrientes filosóficas y científicas en boga, evolucionan hacia posturas más radicales. No se conforman con describir el comportamiento de sus personajes, sino que intentan demostrar que su carácter y su conducta están sujetos a leyes similares a las que rigen los fenómenos físicos. Este movimiento recibe el nombre de Naturalismo.
Entre los autores más destacados encontramos a Stendhal y a Balzac entre otros. Encontramos a Flaubert pero de él pero se hablará en otro apartado.
Stendhal
Henry Beyle que adoptó el pseudómino de Stendhal se aparta de los arrebatos del Romanticismo creando una obra fría y cerebral, basada en el análisis y la observación. Su capacidad para escudriñar el alma humana y su estilo claro y preciso, que él afirma haber aprendido en los códigos de leyes, lo convierten en el iniciador del movimiento realista y en un maestro de la novela psicológica. Con todo, sus héroes aún conservan el idealismo, la audacia y el individualismo de la época anterior.
En Rojo y negro relata las inútiles tentativas del hijo de un aldeano, cínico y ambicioso, por introducirse en la alta sociedad. Y en La cartuja de Parma presenta a otro aventurero, éste de familia aristocrática, quien, tras una serie de peripecias militares, políticas y amorosas, termina recluido en un monasterio.
Balzac
Honoré Balzac amaba, por encima de sus posibilidades, la riqueza, el lujo y los placeres, lo que le obligó a escribir constantemente para saldar sus deudas. Militó en los sectores políticos más reaccionarios, pero en su obra unas veces defiende el trono y el altar como los pilares básicos de la sociedad, y otras se identifica con el pueblo y critica a la burguesía y a la aristocracia.
Pensaba que el literato está obligado a ofrecer al lector un panorama completo de la sociedad ("Quiero explicar mi siglo" como diría el autor) por lo que proyectó una obra de enormes dimensiones, La Comedia Humana, que contendría "todos los tipos y todas las posiciones sociales, sin que una sola situación en la vida, una fisonomía, un carácter de hombre o mujer, una manera de vivir, una profesión, un aspecto social, ni cualquier otra cosa referente a la infancia, a la vejez, a la edad madura, o a la política, a la justicia y a la guerra haya sido olvidada". De las cien novelas que debía comprender en La Comedia Humana, Balzac sólo logró terminar veinticuatro y varias series de narraciones breves: Escenas de la vida privada, Escenas de la vida parisiense, Escena de la vida política... Entre las novelas larga destacamos Eugenia Grandet, su obra maestra, y Papá Goriot, la historia de un anciano que ama intensamente a sus hijas, quienes le corresponden dejándolo morir abandonado.ç
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